Si os digo “Hacendado”, ¿qué os
viene a la cabeza?. Si soléis hacer la compra en España, seguro que en lo
último que pensáis es en el dueño de una finca agrícola. Y es que creo que con
esta palabra, o mejor dicho, con lo que representa como marca, cambió algo en
la mentalidad de los consumidores españoles. Se trata de la marca que utiliza
la cadena de supermercados Mercadona
para sus productos de alimentación.
El embrión de este tipo de mercancías surgió a mediados de los años 40 en Alemania, un país
en situación crítica tras la Segunda Guerra Mundial donde los valores de marca
dejaron paso a productos mucho más baratos y funcionales. El concepto se fue
extendiendo por el resto del mundo y poco a poco fueron apareciendo cadenas de
distribución que ofrecían artículos (sobre todo de primera necesidad) envasados
sin ningún tipo de enseña, solo con una etiqueta blanca en la que aparecían los
ingredientes. De ahí el nombre bajo el que popularmente se engloba a este tipo
de género: “marca blanca”.
Carrefour fue la primera compañía en dar algo más de identidad a
estos productos imprimiendo su nombre en
los envases y naciendo así la marca
Carrefour. Le siguieron el resto de grandes superficies y, por tanto, la
“blancura” de estos artículos se fue impregnando de los valores propios del
supermercado en el que se vendían. La marca blanca dio paso a la marca propia o
marca de distribuidor (MDD). En España, la primera marca
propia fue lanzada en los 60 por los supermercados Spar. Desde
entonces, en nuestro país la distribución ha desarrollado muchas MDD y el
concepto que hemos tenido de ellas ha ido transformándose con el tiempo.
Es en esta
transformación donde, bajo mi punto de vista, Hacendado ha supuesto un auténtico punto de inflexión para el
cambio en la percepción de los consumidores de este tipo de productos. Y es que
hasta hace muy poco había algo de tabú en lo que se refiere a su consumo, era
algo que daba como vergüenza reconocer que se compraba, sobre todo en lo
referido a la alimentación. Se solía asociar la marca de distribuidor a
productos baratos, pobremente diseñados y de menor calidad. Es más, seguro que
a muchos de nosotros aún nos da un poco de reparo ofrecer a unos invitados un
refresco de cola de marca blanca en lugar de la tradicional Coca Cola.
Muchas enseñas de supermercado dejan claro en sus envases quiénes son los fabricantes que suministran la materia prima para sus artículos, pero en otras muchas esta información es totalmente opaca. Ante esta práctica, han surgido en internet numerosos listados que desvelan quién está detrás de las MDD. Otra manera de desenmascarar a las marcas “fantasma” es consultar el número del Registro General de Sanidad Alimentaria (RGSA) que aparece en los envases, ya que en la página web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria hay un buscador en el que si se introduce ese número devuelve la identidad del fabricante.
Pero ¿son mejores las marcas tradicionales? ¿por qué son más baratos los productos de marca blanca? En principio, la explicación oficial de las grandes cadenas lejos está de la baratura por reducción de calidad. Ellos defienden que la ausencia o el menor presupuesto en publicidad y marketing hace que estos artículos necesiten menos margen de beneficios para ser rentables, ya que no tienen que competir en el mercado para hacerse un nombre y estar presente en los lineales de supermercados e hipermercados. Pero esos precios bajos no sólo se consiguen reduciendo los presupuestos en publicidad, sino que las grandes cadenas de distribución hacen valer su posición de dominio en el mercado para, gracias a volúmenes de compra bastante importantes, abaratar costes. Por su parte, al hacer productos para el distribuidor aparte de los suyos propios, los fabricantes optimizan sus instalaciones consiguiendo nuevas líneas de negocio que pueden minimizar pérdidas en otros ámbitos. Además, y como muchas veces se ha denunciado, el distribuidor pueden vender productos a pérdida con el único fin de atraer clientes.
Con respecto a la calidad de los productos de las marcas propias, el mínimo siempre será aquel que establezca la ley, a partir de ahí, cada distribuidor exigirá a su fabricante unos determinados estándares y cualidades. Personalmente, no tengo predilección por ninguna MDD en concreto, considero que todas tienen algunos productos buenos y otros que no lo son tanto. Lo ideal es saber reconocer cuáles son aquellos que nos resultan satisfactorios de cada supermercado para así ahorrarnos algunos céntimos en nuestra compra sin ver reducida la calidad. A falta de estudios científicos comparativos acerca de los componentes de cada artículo, esto será cuestión de gustos más que nada.
Pero
hoy, y en parte también auspiciado por la situación económica actual, lejos
quedan los días en los que comprar las marcas propias del súper estaba mal
visto, pasando a ser habituales en nuestra despensa. Parece que con el nacimiento de Mercadona y su popular enseña de alimentación, los productos de
este tipo tuvieron un renacer. Comenzamos a percibirlos como género de calidad
similar a la de las marcas de fabricante (MF). Después de la tendencia inicial
de parecer baratas, los distribuidores intentaron copiar para sus marcas los
diseños de sus competidores para, de este modo, ganar un poco de caché estético
y despegarse así de la imagen única de precio bajo. Además, las MDD se adaptan cada vez con mayor rapidez y eficiencia a las nuevas tendencias y segmentos del mercado.
A raíz
del éxito de la compañía valenciana, el resto de cadenas reaccionaron y pronto vimos
como, por ejemplo, los locales de Dia se sometían a una profunda operación de 'retail branding' que dio como resultado tiendas con una imagen mucho más cuidada. Otros mejoraron el ‘packaging’ de sus productos, lanzaron nuevas
marcas propias (como El Corte Inglés con Aliada)
e incluso se introdujeron en nuevos segmentos como el ‘gourmet’.
Poco a poco las marcas de distribuidor han desbancado en estudios de calidad a
muchas marcas tradicionales, en incluso, algunas superficies están reduciendo
las referencias de MF presentes en sus lineales para dar más espacio a las MDD.
Ante esta tendencia, los fabricantes no han tardado en reaccionar y se han apresurado
a aclarar que ellos no fabrican para otras marcas, destacando las bondades de
sus productos.
Muchas enseñas de supermercado dejan claro en sus envases quiénes son los fabricantes que suministran la materia prima para sus artículos, pero en otras muchas esta información es totalmente opaca. Ante esta práctica, han surgido en internet numerosos listados que desvelan quién está detrás de las MDD. Otra manera de desenmascarar a las marcas “fantasma” es consultar el número del Registro General de Sanidad Alimentaria (RGSA) que aparece en los envases, ya que en la página web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria hay un buscador en el que si se introduce ese número devuelve la identidad del fabricante.
Pero ¿son mejores las marcas tradicionales? ¿por qué son más baratos los productos de marca blanca? En principio, la explicación oficial de las grandes cadenas lejos está de la baratura por reducción de calidad. Ellos defienden que la ausencia o el menor presupuesto en publicidad y marketing hace que estos artículos necesiten menos margen de beneficios para ser rentables, ya que no tienen que competir en el mercado para hacerse un nombre y estar presente en los lineales de supermercados e hipermercados. Pero esos precios bajos no sólo se consiguen reduciendo los presupuestos en publicidad, sino que las grandes cadenas de distribución hacen valer su posición de dominio en el mercado para, gracias a volúmenes de compra bastante importantes, abaratar costes. Por su parte, al hacer productos para el distribuidor aparte de los suyos propios, los fabricantes optimizan sus instalaciones consiguiendo nuevas líneas de negocio que pueden minimizar pérdidas en otros ámbitos. Además, y como muchas veces se ha denunciado, el distribuidor pueden vender productos a pérdida con el único fin de atraer clientes.
También hay que tener en cuenta que no sólo los fabricantes de marcas tradicionales producen MDD , sino que en la actualidad existen muchos industriales que se dedican exclusivamente a la producción de este tipo de productos, muchos de ellos convertidos hoy en auténticos gigantes, pero desconocidos para el gran público. Destacan Ice Cream Factory Comaker en helados o Dailycer en al ámbito de los cereales de desayuno. A nivel local, también existen muchas pequeñas empresas que han preferido convertirse en proveedores de la distribución antes que desarrollar sus propias marcas. Aquí podemos mencionar a Chic Kles para Mercadona.
Y vosotros, ¿me recomendáis algún producto de marca propia o de distribuidor que os guste?
si que han crecido las marcas blancas, pensaba que nacieron cuando a un super le dio por hacer un producto propio para ganar mas, en cuestion de marcas en algunas cosas me da igual blanca que marca, pero en yogures y cereales soy muy critica
ResponderEliminarSí, me pasa igual. Hay productos que me dan más igual y otros que me gustan tanto, que no los cambio (sea la marca del super o del fabricante).
EliminarLa verdad es que las marcas blancas se han hecho un hueco muy grande en nuestras cocinas, al menos en la mia ya que la calidad suele ser muy buena.
ResponderEliminarUn besito.
Buenas tardes muchas gracias por toda esa buena y útil información que nos dejas. Sinceramente me parece muy útil, por lo menos para mí.
ResponderEliminarUn saludo Paco
Hola Paco, me alegra mucho que la información te haya sido útil. Es toda una satisfacción.
EliminarHola y gracias por tan útil información, después de ojear un poco tu blog me voy a quedar por aquí para verlo con más detenimiento he encontrado unas recetas muy interesantes,ai te apetece a mi me puedes encontrar en el yantardemiscomadres, un saludazo y buena semana.
ResponderEliminarGracias a tí por comentar.¡Bienvenida al blog! Besos.
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