¿Postre o café? Una pregunta
común al final de muchas comidas. La respuesta puede depender de nuestro grado
de adicción a la cafeína, del tipo de postre que sea, o lo copiosa que haya
sido la comida. Yo tengo un problema para decidirme, porque me encanta el café,
pero, como buen goloso, no puedo resistirme a un postre, ya sea helado, tarta
o, como en este caso, un flan.
Con la receta de hoy, podemos
llenar ese hueco en el estómago que siempre queda reservado para ese pedazo de
dulce y, al mismo tiempo, acabar la comida sin prescindir del placentero sabor
de esta estimulante infusión. Además, se trata de una receta muy fácil de
preparar y está compuesta por ingredientes que seguro todos tenemos en casa.
Ingredientes:
- 4 huevos.
- 250 gramos de queso fresco.
- 200 mililitros de leche.
- 60 gramos de azúcar (en este caso utilicé azúcar moreno).
- 2 cucharadas de postre de café soluble.
Preparación:
En primer lugar, apartamos unos
20 gramos de azúcar para hacer el caramelo. Lo ponemos a tostar en una pequeña
cazuela y vamos removiendo con una cuchara hasta que adquiera una tonalidad
dorada, pero nunca demasiado oscura, porque podría quedarnos amargo. Cuando
esté en su punto, rápidamente lo vertimos en el fondo del molde en el que
vayamos a cocinar el flan. Unimos el resto de ingredientes, batimos hasta que
quede todo bien mezclado y volcamos donde previamente hemos echado el caramelo.
Finalmente, ponemos agua a
calentar en una olla para cocer el flan al baño maría. Es importante no poner
demasiada, para que cuando empiece a cocer no se salga y, lo más importante, no
nos entre en el recipiente del flan. Cuando el agua esté caliente, introducimos
el molde y dejamos cocer en torno a 50 minutos. Este tiempo es orientativo, lo
mejor es ir comprobando con una aguja de cocina si nuestro postre está hecho.
Para ello, lo pinchamos y si la aguja sale limpia, está listo.
Una vez lo hemos dejado enfriar,
podemos desmoldar el flan y servirlo. Con la cantidad de ingredientes que hemos
utilizado, obtendremos cuatro raciones como esta:
Como veis, una vez servido nos quedarán dos capas
diferenciadas. En la parte baja una más oscura y de textura esponjosa, como una
especie de mousse. Encima de ésta, otra más clara y cremosa. Todo ello cubierto
por la capa de caramelo.
Esto es así porque los posos del
queso fresco, al ser más denso, se depositan en el fondo del molde; mientras que
la leche con el café disuelto, al ser más ligera, flota hacia la superficie.
Una receta sencilla que
espero os animéis a probar. ¡Qué aproveche!
Te ha quedado muy bien ese flan,yo si lo hago tendrá que ser un flan descafeinado.
ResponderEliminarClaro, café soluble descafeinado y listo :)
Eliminarque buen flan, lo llevo a mi clase y desaparece en segundos
ResponderEliminarJaja, es un vivio. Siempre quiero un poco más. Además, es un postre ligero, no empacha mucho.
Eliminar¡uy! que se me van los dedos. Vicio, no "vivio", jeje
EliminarHola! Soy nueva aquí, pero me parece que voy a visitar este sitio a menudo.
ResponderEliminarTiene una pinta estupenda el flan. A mi es que el café no me gusta, pero seguro que hará las delicias de los cafeteros.
Un beso!
¡Bienvenida Ana! Me hace mucha ilusión que estés por aquí. ¡Besos!
EliminarUmm que flan mas rico...tomo nota y un dia de estos cae seguro...besos de una nueva seguidora.
ResponderEliminarHola. Oye ke tipo de keso en especial?
ResponderEliminarOoh podria ser keso crema o cual le pones. Xfa