El pasado
viernes la Federación Española de Bancos de Alimentos recibió el Premio
Príncipe de Asturias de la Concordia 2012 como, según el propio jurado, “exponente de un esfuerzo internacional
solidario para aliviar algunas de las necesidades más apremiantes de la
población, hoy agudizadas por la crisis económica”. De esta forma, se premia el
esfuerzo altruista a favor de los demás de esta organización.
Vivimos en
un mundo en el que cerca de 900 millones de personas pasan hambre por falta de
alimentos, a pesar de que la agricultura mundial podría alimentar sin problemas
a 12.000 millones de seres humanos; o sea, al doble de la población actual. Esta
tragedia se presenta como inevitable cuando la especulación y el
lucro se imponen al derecho a la alimentación. Y es que, como el mismo
Gandhi defendía, “el mundo tiene suficiente para satisfacer las necesidades de
todos, pero no la codicia de todos”.
En España,
según Unicef, 30.000 familias con niños pasan hambre. Hay menores cuya única
comida diaria es la que hacen en el comedor del colegio, y eso en pleno proceso
de eliminación de las becas de comedor. Estas cifras se hacen aún más
sangrantes cuando descubres que muchos gigantes de la distribución prefieren destruir alimentos básicos antes de que se
cumpla su fecha de caducidad a donarlos o, simplemente, dejar que los más necesitados puedan beneficiarse de ellos.
Junto a esta trágica situación, encontramos informes que afirman
que los consumidores españoles tiran alrededor del 18% de la comida que
compran, desperdiciando alimentos por valor de 11 mil millones de Euros cada
año, unos 250 Euros anuales por ciudadano. Según el estudio “Save the Food”,
las causas más comunes del desperdicio son la mala planificación y el
almacenaje incorrectos.
Quizás no esté en nuestra mano imponer un reparto más equitativo
de los recursos alimentarios a nivel mundial, pero al menos podemos reorganizar
nuestras neveras y despensas para desperdiciar lo mínimo posible. Tácticas como
hacer la compra planificando comidas y cenas nos ayudarán a no comprar más de
lo que vamos a consumir. Además, es importante saber cocinar la cantidad exacta
de alimentos y acostumbrarnos a guardar las sobras.
Esas cucharadas escasas que se quedan en el fondo de cazuelas y
sartenes se pueden utilizar para preparar lo que popularmente se conocen como
“recetas de aprovechamiento”. De los restos de un par de comidas podemos
recomponer un plato igual o más sabroso
que los originales. Así, por ejemplo, podemos obtener guisos como estas lentejas
con merluza. De una comida (las lentejas) y una cena (los medallones de
merluza), ha resultado el menú de hoy.
Hoy más que nunca, se hace necesario planificar y aprovechar mejor
alimentos y comidas, por propia
conciencia y por nuestro bolsillo, que también lo notará.
en españa hay varias recetas que nacieron de aprovechar las sobras como las torrijas, las migas y las croquetas y estan supericas, la verdad es que se tira mucha comida solo por no ser bonita, yo lo que veo en algunos super como el dia que antes de que caduque un producto lo ponen al 50% de descuento, hacen 2x1... y el carrefour en los yogures los pone a 25 50cent, y algun que otro alimento de oferta para que la gente lo compre
ResponderEliminarEs que muchas veces comemos con la vista más que con la boca. Con lo de tirar la comida en casa, también hay que diferenciar fecha de caducidad con fecha de consumo preferente, porque muchos productos que tienen la segunda se pueden consumir perfectamente aunque esta esté pasada. Anda que no me habré comido tostadas con pan de molde pasado de fecha y aquí sigo.
EliminarMuy buena esta entrada,es una vergüenza que pudiendo solucionar el problema del hambre no se haga.
ResponderEliminarY tienes mucha razón con lo de las sobras deberiamos de medir mejor lo que compramos para no tirar tanta comida.